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ESTRATEGIA "O" DE LOS SIDDHAS LEALES

 

A - El Gral: acto de guerra de Kristos Lucifer

 

En el capítulo anterior mencionamos "una Estrategia que los Siddhas emplean para contrarrestar a "la Cultura", arma estratégica enemiga, y explicamos la misma por medio de una alegoría, como consistente en un mensaje carismático. Dicho mensaje perseguía dos objetivos: 1º DESPERTAR; 2º ORIENTAR hacia la "salida secreta", "centro" o Vril; y, en aquel ejemplo particular, la "salida" se hallaba luego de descubrir "la anilla", o sea luego de haber hecho consciente el PRINCIPIO DEL CERCO.

 

Sin embargo, la segunda parte del mensaje, la CANCIÓN DE AMOR, brindaba a quien la escuchara la posibilidad de "hallar la salida" por otras seis vías diferentes a la OPOSICIÓN ESTRATÉGICA (que se basa en el principio del cerco). De cualquier manera esta Estrategia, tal como la hemos descripto, con sus siete posibles vías de liberación, responde a objetivos puramente individuales, es decir, es dirigida exclusivamente hacia el hombre (virya perdido). Por eso ahora nos toca declarar que la misma forma parte –la parte "individual"- de una concepción mayor, a la que llamamos: Estrategia "O".

 

La Estrategia "O" está dirigida fundamentalmente a obtener la liberación individual del hombre; pero, en ciertas ocasiones históricas favorables, los Siddhas procuran "orientar" a la raza en su conjunto para forzar la mutación colectiva25. En ese caso los "líderes", muchas veces "enviados" por los Siddhas y otras veces "iluminados" por ellos, se encargan de proyectar carismáticamente en el pueblo las pautas estratégicas, buscando REINTEGRARLO A LA GUERRA CÓSMICA. Para que tal tarea pueda realizarse con probabilidades de éxito es necesario que los "líderes" dispongan de un elemento externo, situado en el mundo, que represente de manera irrefutable el origen divino de la raza. Este elemento externo debe dar prueba también del compromiso asumido por los Siddhas al "inducir" a los viryas a reemprender la guerra contra el Demiurgo y de su resolución de "esperar" los Kalpas que sean necesarios mientras ellos ganan la libertad. Por estas condiciones puede comprenderse que dicho "elemento externo" sea una verdadera PIEDRA DE ESCÁNDALO para el Demiurgo y sus huestes demoníacas y que todo Su Poder, o sea el Gran Engaño, esté puesto en lograr su destrucción o en su defecto evitar que permanezca al alcance del hombre.

 

Pero, a pesar de la contrariedad que tal acción causaba en el enemigo, los Siddhas han cumplido su parte del Pacto Primordial y, con un desprecio admirable hacia el Poder de las Potencias Infernales, lo depositaron en el mundo y lo resguardaron de cualquier ataque para que los hombres o sus líderes carismáticos LO DESCUBRAN Y SE VALGAN DE SU SIGNIFICADO.

 

La Estrategia "O" de los Siddhas se halla, entonces, dirigida a lo interno de cada hombre por los "cantos carismáticos", tratando de despertar en ellos el recuerdo de sangre y de inducirles a seguir alguna de las siete vías de liberación. Pero también procura impulsar a la raza en su conjunto para que cese de marchar en el sentido "evolutivo" o "progresivo" de la Historia y, rebelándose al Plan de El Uno, en un salto inverso, transmute las "tendencias animales del pasú" y recupere su naturaleza divina (hiperbórea). Para conseguir este segundo propósito, ya no individual sino racial, hemos dicho que se dispone de un "elemento externo".

 

¿Qué será, concretamente este "elemento externo", esta "cosa" a la que hemos atribuido propiedades tan maravillosas?: Se trata de algo cuya sola descripción llevaría varios volúmenes y que, para abreviar, llamaremos GRAL. Siendo imposible revelar aquí un Misterio que ha sido impenetrable para millones de personas, trataremos, como de costumbre, de "aproximar" al mismo por medio de algunos comentarios Preguntábamos qué será CONCRETAMENTE esa cosa maravillosa que ahora sabemos que se llama GRAL. Empecemos por allí. Concretamente, el Gral es una piedra, un cristal, una gema; de esto no caben dudas. Pero NO ES UNA PIEDRA TERRESTRE; de esto tampoco caben dudas. Si no es una piedra terrestre, cabe preguntarse cuál es su origen: la Sabiduría Hiperbórea afirma QUE PROVIENE DE VENUS, pero no asegura que ése sea su origen. Nosotros podemos suponer, a falta de otra precisión, que los Señores de Venus la trajeron a la Tierra, desde ese planeta verde. Pero los "Señores de Venus" no son originarios de Venus, sino de Hiperbórea, un "centro original" que no pertenece al Universo material y cuyo "recuerdo de sangre" ha llevado a muchos viryas perdidos a identificarlo erróneamente con un "continente nórdico" o "polar" "desaparecido". Según la Sabiduría Hiperbórea el Gral fue traído al Sistema Solar por los Siddhas INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE QUE IRRUMPIERON POR LA PUERTA DE VENUS PARA INSTALARSE EN EL VALHALA. Sea como fuere, hay OTRO ASPECTO CONCRETO que conviene tener en cuenta: el Gral es una gema que reviste la mayor importancia para los Siddhas, a tal punto que ELLOS NO ESTÁN DISPUESTOS A ABANDONARLO O PERDERLO. Por camaradería y solidaridad hacia los viryas perdidos, lo han SITUADO en el mundo; pero al final del Tiempo, el Gral será recuperado y devuelto a su lugar de origen.

 

¿A qué se debe este interés sin medida por conservar la misteriosa gema? A que la misma ha sido quitada momentáneamente de la más bella joya que se haya visto nunca en el Universo de El Uno, de aquella Alhaja que nadie sería capaz de imitar en éste ni en otros mundos: ni los Maestros Orfebres ni los Devas Constructores ni los Ángeles Planetarios, Solares o Galácticos, etc. Porque el Gral es una gema de la Corona de Cristo-Lúcifer, Aquél que es más puro que el más puro de los Siddhas, el único que puede hablar cara a cara con el Incognoscible. Cristo-Lúcifer es quien, ESTANDO EN EL INFIERNO, ESTÁ MÁS ALLÁ DEL INFIERNO. Pudiendo quedarse en Hiperbórea, a la luz del Incognoscible, Cristo-Lúcifer ha querido acudir en rescate de los espíritus cautivos protagonizando el incomprensible sacrificio de Su propia AUTOCAUTIVIDAD. Él se ha instalado como Sol Negro del Espíritu, "iluminando" carismáticamente, desde "atrás" de Venus, por intermedio del Paráklito, directamente en la sangre de los viryas perdidos.

 

 

Nimrod de Rosario

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