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Hay un Articulo en los Fundamentos de la Sabiduría Hiperbórea titulado -Arquetipo Gravis- el cual quiero comprender y para lo cual voy a tratar de hacer una sintesis comprensible.

 

En dicho articulo se hace una diferencia entre la Física Sinarquica y la Física Hiperbórea y esto es comprensible puesto que sus fundamentos parten de diferentes parámetros, en la física normal se llega hasta las partículas subatómicas o los denominados quantums en cambio en la Física Hiperbórea se plantea el punto Indiscernible y como tal es una representación del Demiurgo, pero si el virya comprende este punto Indiscernible y su consiguiente arquetipo gravis original y no la copia invertida del mismo, dicho virya puede llegar a levitar e incluso hacer volar (o suspender en el aire) piedras.

 

El arquetipo gravis su correspondencia sería con el centro de grabedad, por ejemplo en la tierra podría corresponder con el centro incandescente de la misma el cual está reasignado por el Demiurgo, pero como he citado en párrafos anteriores aunque tengan similitudes en su ubicación según la Física Hiperbórea que podría basarse en el Quamtums Arquetipos Originales y no en las copias invertidas que provienen del Aliento del Demiurgo.

 

¿Que me aporta este conocimiento como virya?

 

En primer lugar la diferenciación de unos parámetros que si no se comprenden e integran interiormente puedo llegar incluso a potenciar el proceso evolutivo del Demiurgo como postor se sentido de los entes a la vez del micro y macrocosmos. No me interesa el levitar ni volar en piedras si no que por el contrario lo que me interesa es mi propia liberación y orientación hacia la misma.

 

Este es mi punto de vista resumido que a la hora de redactarlo me aclara y a la vez orienta hacia parametros de la Sabiduría Hiperbórea los cuales necesitaban de mi atención e intención.

 

El Arquetipo gravis.

 

Ante todo, hay que aclarar que el contenido de este subartículo es un extracto de la "Teoría Gravis" de la Sabiduría Hiperbórea que se ha desarrollado con detalle en el libro "Física Hiperbórea". Aquí solo presentaremos los principales aspectos de la teoría explicados en forma conceptual, es decir, despojados de toda la compleja fundamentación matemática que allí se exhibe. Pero, como lo matemático constituye un ingrediente intrínseco de la Teoría Gravis, es claro que semejante despojo ha de conspirar contra la comprensión plena de los conceptos que vamos a estudiar. No obstante, como una demostración matemática rigurosa de la Teoría Gravis queda fuera de los objetivos que se han propuesto para este libro, trataremos de aproximarnos lo más posible a su tesis mediante la precisa descripción del Arquetipo gravis.

 

Como es sabido, el físico judío Alberto Einstein no consiguió desarrollar una teoría matemática aceptable para unificar la interpretación cuantitativa, experimental, de los llamados "fenómenos de campo", es decir, los fenómenos que ocurren por efecto de los "campos gravitatorio y electromagnético". Estos fenómenos, desde luego, ya están unificados en la realidad pues lo que resulta incompatible son las teorías con que se intenta explicarlos. Con respecto al campo gravitatorio, fuera de las ecuaciones de Newton, todo lo que se ha avanzado hasta ahora ha sido en el sentido apuntado: tratar de unificarlo con el campo electromagnético, para el cual existen las ecuaciones de Maxwell; por ese camino, al tratar el campo gravitatorio en forma einsteniana-relativista, se hace necesario echar mano de un instrumento matemático bastante complejo denominado TENSOR; pero si, por caso, se decide interpretar los fenómenos físicos en base a la mecánica cuántica, entonces hay que recurrir a aún más complejas fórmulas estadísticas, probabilísticas, que requieren el uso de ordenadores electrónicos.

Por otra parte , se ha supuesto que la "masa", responsable del campo gravitatorio, "deforma" o "distorsiona" el espacio siendo necesario también, aparte del cálculo tensorial, diferencial y estadístico, apelar a "geometrías no euclideanas". Se agrega así complejidad a la complejidad y se consigue tomar una distancia cada vez mayor del fenómeno en sí, de su facticidad.

Pues bien: la Sabiduría Hiperbórea aporta una explicación de todo punto diferente, pero que comprende perfectamente al fenómeno gravitatorio y permite dominarlo en beneficio de los objetivos estratégicos de los Siddhas. Y tal explicación no requiere del empleo de matemáticas formales salvo cuando se desea desarrollar una tecnología, en cuyo caso se recurre a una geometría esotérica que está del todo fuera de los ambientes académicos de Occidente.

Para entender con amplitud dicha explicación, que será expuesta enseguida, hay que partir de la base de que la desviación subjetiva de la Física teórica es mucho más grave de lo que suele pensarse. En efecto, las críticas más audaces se han centralizado generalmente sobre Einstein, Planck, Bohr, Heisenberg, etc., pero jamás habían cuestionado a Newton. Y con él se inicia el error. La Sabiduría Hiperbórea, de la cual procedía la "Ciencia secreta" de la SS remonta su tesis a los conceptos de Newton y Leibniz, a quienes atribuye dos errores capitales, y, desde allí, desarrolla una teoría tan atrevida y audaz como irrefutable. Por supuesto, no se podrá detallar aquí TODA la teoría, pero bastará con que se describa el "initium", el principio desde el cual ha de partir el razonamiento.

La formulación de la tesis es la siguiente : EL CAMPO GRAVITATORIO ES LA POTENCIA DE UN ARQUETIPO PSICOIDEO.

Esta tesis sintética, pronto lo comprobaremos, puede ser aplicada para explicar casi cualquier fenómeno aparte del gravitatorio, tal como, por ejemplo, los entes externos cuya finalidad o término universal estudiamos en el subartículo precedente. Prestemos, pues, especial atención a su explicación.

La Física supone, y supone bien, que una relación liga a la masa con el campo gravitatorio. Adonde se equivoca es, desde Newton, en la afirmación de que tal relación es de causa y efecto, es decir, que el campo gravitatorio ocurre por efecto de la masa; con tan erróneo concepto no es extraño observar los enormes armatostes que deben fabricarse para aprovechar el espacio aéreo. Y, naturalmente, ellos, los fabricantes de cacharros voladores con motores de metal y a "combustión interna", dudarían de nuestra cordura si aseguramos que los Siddhas Leales EN BASE AL CONCEPTO ARQUETIPICO DE LA GRAVEDAD, disponen de vehículos de PIEDRA, por ejemplo, para trasladarse al sitio que deseen; y más aún si agregamos que tales vehículos no poseen motor. Pero no se trata de un delirio sino de "ciencia"; ciencia antiquísima, extraterrestre; ciencia que la Orden Negra SS desarrolló nuevamente en este siglo y que le permitió construir sus propios "platos voladores" en los cuales partieran sus mejores cuadros sobrevivientes hacia los oasis antárticos y a otras bases ocultas de la Tierra. Y desde esas bases, a las que no se podrá localizar ni con satélites espías pues cuentan con camuflaje... también psicoideo, retornarán los Caballeros SS del último batallón del Führer integrando el Wilder Heer de Wotan, al fin del Kaly Yuga, en el Götterdämmerung. Pero ésta es otra historia, o, mejor dicho, el Fin de la Historia.

La Sabiduría Hiperbórea enseña que los Arquetipos universales guardan entre sí una relación jerárquica semejante a la que los entes manifestados mantienen en el plano material. Hay así una "escala gradual arquetípica" que rige la ordenación de todo Arquetipo universal, desde su estancia en las regiones más sutiles del plano arquetípico hasta su manifestación en las regiones más groseras del plano material; vale decir: los Arquetipos más sutiles, o simplemente "potenciales", se encuentran en planos también más sutiles, recorriendo toda una gama de densidades a medida que se actualizan en el proceso de los entes y "descienden" a la materia, que es la substancia más grosera. Conceptos semejantes han sostenido tanto los neoplatónicos como Leibniz o la ciencia hindú del Gran Aliento, etc. Sin entrar a estudiar a fondo semejante concepto de "orden arquetípico", es evidente que ha de haber un Arquetipo que necesariamente es el último de la escala: tal es el ARQUETIPO GRAVIS.

El gravis es el más "pesado", valga la redundancia, de los Arquetipos psicoideos y su acción tiene relación directa con la forma espacial, es decir, extensa, de la materia y la energía. Por eso el gravis, que es el último de la escala, es también el primero que el Demiurgo precipita cuando se apresta a "organizar" un plano material, Sin gravis ningún otro Arquetipo podría evolucionar en la materia.

Ahora bien, la Sabiduría Hiperbórea denomina "gravis" tanto al Arquetipo universal como a los entes por él producidos, es decir, a la "especie gravis". Los "gravis específicos" son el conjunto de "átomos arquetípicos" o "quantos arquetípicos" que sostienen e impulsan "espacialmente" a la materia, que le dan "amplitud". El Arquetipo gravis con su unidad indivisible, se manifiesta en los gravis específicos que subyacen en todo ente: por eso en todo ente concreto, en todo cuerpo material, en toda cosa substancial, está presente como substrato primero el Arquetipo gravis. Pero tal estancia de lo uno en lo múltiple no puede darse de otra forma que como participación: los entes materiales participan de la entelequia gravis o, con otras palabras: en todo ente está presente la entelequia potencial del gravis, del modo explicado en E4. Sin embargo, en su manifestación óntica, el Arquetipo gravis demuestra una característica que lo distingue de cualquier otro Arquetipo y a la que conviene examinar de inmediato.

El gravis, en efecto, ES EL ARQUETIPO CUYO PROCESO ES MAS VELOZ QUE CUALQUIER OTRO EN EL PLANO MATERIAL. Ello surge como consecuencia de ser "el último de la escala" arquetípica, por lo tanto, el que más cerca está de la materia concreta, a la que, justamente, él mismo determina. El efecto del Arquetipo gravis, de su entelequia potencial, que algunos llaman "campo gravitatorio", es casi instantáneo: y ese "efecto" no es más que la fuerza procesual con que la potencia del Arquetipo dirige a la materia, a la "masa", a evolucionar hacia la entelequia o "centro de gravedad". A raíz de esta elevada velocidad de respuesta, del nexo "casi instantáneo" entre el plano arquetípico y el plano material, es que el Arquetipo gravis pudo ser reproducido por el Demiurgo en toda la extensión espacial del macrocosmos, es decir, en todo punto del universo, en una pluralidad de "átomos arquetípicos". Estos átomos arquetípicos son la manifestación óntica del Arquetipo gravis, los "gravis específicos", y aquí los vamos a nombrar simplemente como "gravis".

Una propiedad esencial de los gravis es su INDETERMINACION FORMAL, vale decir, su indiferencia hacia la conformación material de los entes: el gravis solo determina el espacio y crea "el camino" hacia la entelequia, "el campo de fuerza": PERO NO ACTUA PARA CONFORMAR AL ENTE. Más claramente: el Arquetipo de este ente concreto que tenemos frente a nosotros, por ejemplo de este perro, está en el plano arquetípico, según lo estudiado hasta aquí; un Arquetipo semejante es ESTRUCTURADOR DE FORMA, es decir, sostiene a la forma óntica, la forma que reviste la actualidad del ente; el Arquetipo gravis en cambio, debido a su nexo instantáneo con el ente, está allí, en el perro, como substrato material, y es quien determina su peso en relación con otros gravis que ocupan el espacio: la Tierra, por ejemplo. El gravis NO ES ESTRUCTURADOR DE FORMA, o es indiferente a la forma misma, pero, en tanto que Arquetipo psicoideo, posee una potencia que lo impulsa a desplegarse en un proceso evolutivo.

La culminación de todo proceso evolutivo, de cualquier Arquetipo, es su perfección final, la cual está presente en lo óntico como entelequia potencial, como una finalidad que es idéntica al principio. Y aquí daremos otra definición que completará la descripción de las propiedades del Arquetipo gravis, y a la que volveremos a referirnos más adelante: LA ENTELEQUIA POTENCIAL DEL ARQUETIPO GRAVIS COINCIDE ESPACIALMENTE EN LOS CUERPOS SIMPLES, CON AQUEL PUNTO IDEAL QUE LA FISICA HA DENOMINADO "CENTRO DE GRAVEDAD". Desde luego, esta definición ha de tomarse con mucha cautela puesto que en E4 hemos vinculado a la entelequia potencial con un "núcleo indiscernible" que consiste en un "punto inextenso", "no coordenable", el cual no parece evidente que pueda "coincidir" con nada y menos aún con una región concreta de los entes como la Física afirma que es el "centro de gravedad". Sin embargo toda incertidumbre desaparecerá en cuanto comprendamos que, en verdad el "centro de gravedad" es solo un concepto tajada, un objeto cultural interno carente de entidad concreta en el Mundo: en el ente material lo que efectivamente existe y se manifiesta es una DIRECCION DE LA FUERZA GRAVITATORIA QUE APUNTA HACIA UN "CENTRO HIPOTETICO" RADICADO EN SU INTERIORIDAD; esto es, una tendencia real que induce a la razón a suponer la existencia real de semejante "centro": pero el "centro de gravedad" en sí, como los puntos indiscernibles definidos en E4, jamás puede ser realmente alcanzado DESDE LA EXTERIORIDAD DEL ENTE. Naturalmente, aquí nos referimos concretamente al "centro de gravedad" de un ente sólido, pero la conclusión es válida para cualquier caso, por ejemplo el de una esfera hueca, cuyo "centro de gravedad" es puramente espacial, es decir, carente de la substancia que constituye la esfera: la Sabiduría Hiperbórea niega que el "centro de gravedad" de una esfera hueca pueda ser efectivamente alcanzado o tan siquiera situado con exactitud en el espacio real, y, por el contrario, afirma que en el sitio que "debería hallarse" el centro de gravedad en realidad existe un punto inextenso indiscernible; tal punto no puede ser observado de ningún modo partiendo desde la percepción temporal del sujeto consciente y desde la intuición sensible, es decir, "desde la exterioridad del ente", pues se trata de un punto "futuro", de una entelequia potencial; por ese camino exterior, a lo sumo, se conseguirá notar UNA DISTORSION ESPACIAL EN TORNO DEL CENTRO DE GRAVEDAD, distorsión producida por la entelequia gravis, pero no se percibirá el "centro de gravedad" en sí.

Recordemos lo dicho en la Primera Parte sobre la irrepresentabilidad de los Arquetipos universales y comprenderemos por qué el "campo gravitatorio se resiste a la cuantificación fisicomatemática; tomemos un cuerpo material y depositémoslo en el espacio, suficientemente lejos de la Tierra o de cualquier otro planeta; afirmarnos, entonces, que el cuerpo produce un "campo gravitatorio" a su alrededor y lo comprobamos observando "cómo atrae" hacia su centro de gravedad, o entelequia potencial, otros objetos de menor masa. Si el cuerpo está en reposo no podemos describir su campo; solo sabemos de él por sus efectos sobre otros cuerpos; EL CAMPO, EN SI, ES INVISIBLE, propiedad equivalente a la irrepresentabilidad de los Arquetipos universales. Pero EL CAMPO NO ES EL ARQUETIPO SINO SU POTENCIA, que intenta actualizarse en la entelequia concreta. La substancia del plano material, la "materia" que la Física denomina "atómica", es siempre un acto concreto del gravis en su despliegue evolutivo, independientemente de la forma que tal materia exhibe por las determinaciones de otros Arquetipos. Pero eso, la percepción de la materia, es todo cuanto podemos conocer sensiblemente sobre el gravis pues él es pura potencia, es un "llegar a ser" su entelequia y por eso decimos alegóricamente que "está oculto" detrás de la materia, en la interioridad del ente, en la intimidad del ser en sí. Si violamos la intimidad del proceso, si invadimos el campo y hurgamos en la materia para buscar el "centro de gravedad", la entelequia potencial, jamás hallaremos nada. Sin materia no hay gravis, pero si a la materia la partimos y multiplicamos solo conseguiremos obtener otros tantos gravis potenciales.

El concepto del gravis que es capaz de tender a su entelequia desplegándose en la partícula más pequeña de materia da lugar a una teoría atómica no ortodoxa que ha sido expuesta en el libro Física Hiperbórea y que se funda en la definición de un "átomo arquetípico" o "quanto arquetípico".

Conviene pasar revista, ahora , a los dos errores históricos que mencionamos anteriormente. El de Newton fue hacer a la masa "causa" de la "fuerza gravitatoria", fuerza que, por otra parte, existe y es efectivamente proporcional a las masas e inversamente proporcional al cuadrado de las distancias que las separan, tal como Coulomb lo demostró en las cargas eléctricas y Cavendish le midió con su balanza de masas; la realidad es que, si bien la "fuerza gravitatoria" está relacionada matemáticamente con la masa, no es ella su "causa" sino que, a su vez, la masa es el efecto concreto, el acto, de un Arquetipo gravis. La "fuerza gravitatoria" es, así, la acción de una potencia arquetípica que procede desde su entelequia y "atrae" hacia su entelequia, que algunos denominan "centro de gravedad". Ahora bien: el "centro de gravedad" algunas veces y solo algunas veces, especialmente en el caso de un cuerpo esférico como la Tierra coincide espacialmente con la entelequia. Volvemos, pues, a preguntar ¿qué se quiere decir con "coincidencia espacial"? ¿significa eso que allí, en esa región interior del ente, por ejemplo en el centro de la Tierra, ESTA LA ENTELEQUIA?

Antes de responder vamos a considerar el segundo error histórico. Leibniz, evidentemente pensando en un Dios hiperbóreo, que nada tiene que ver con el Demiurgo ordenador de la materia, el verdadero "Dios" de este mundo, atribuye al mismo una perfección absoluta, "perfectio Dei", que "le impediría crear dos cosas iguales". Se impone así, en la filosofía moderna y en el pensamiento científico posterior, el "principium identitatis indiscernibilium", el principio de identidad de las cosas indiscernibles, que afirma que si dos cosas son absolutamente iguales "deben ser la misma cosa". Más, como ello es manifiestamente imposible según Leibniz, "no pueden existir dos cosas iguales": el Creador no se habría repetido. Todo este razonamiento es erróneo pues se fundamenta en el supuesto de que el Universo ha sido creado por un Dios de bondad y no por Demiurgo imitador, como realmente ocurre. Pero, pese a Leibniz, la obra del Demiurgo se apoya en la imitación y la estructura material ha de reflejar naturalmente este principio contradiciendo el principium identitatis indiscernibilium: es fácil comprenderlo si partimos de una composición arquetípica de lo real. Sin embargo el principium de Leibniz ha sido incorporado dogmáticamente a la epistemología y predomina inconscientemente en toda actitud "científica" referida a la observación empírica o experimental de los fenómenos físicos; ello no es casual: obedece a una tendencia sinárquica que no viene al caso desarrollar aquí. Lo importante es que la Teoría gravis contradice el principium; y lo hace porque tal principium es completamente falso. La Sabiduría Hiperbórea afirma que "pueden haber dos cosas iguales" y señala como ejemplo a las entelequias potenciales de los entes externos, a sus núcleos indiscernibles, o a los "centros de gravedad" determinados por el Arquetipo gravis. Salvemos, pues, el error del principium leibniziano y pasemos a responder a la pregunta pendiente sobre la situación real de la entelequia y su posible coincidencia espacial con el "centro de gravedad.

odo Arquetipo tiende hacia una entelequia. Pero, en el origen del movimiento, el primer impulso es producido por una potencia que contiene en sí a la perfección que se pretende alcanzar; el movimiento es así un desarrollo evolutivo que apunta a una finalidad que también ha sido principio. Como finalidad la entelequia es algo que "aun no está", que debe ser alcanzado, es decir, algo "futuro". Llegamos ahora a la parte más compleja del problema, ya destacada en E4: la entelequia es algo "futuro" que obra en el presente del ente como POSIBILIDAD DE SER; de allí el adjetivo "potencial" que se le agrega para señalar ese carácter. Dado que la conexión entre la entelequia de un ente y el ente concreto es el "Proceso" del Arquetipo, es este proceso la verdadera posibilidad de que una entelequia sea. Pero TODO PROCESO TIENE EL SENTIDO DEL TIEMPO TRASCENDENTE (ver figura 44).

Vamos a dar un gran paso con la imaginación: supongamos que somos capaces de contemplar TODOS LOS PROCESOS QUE SE DE SARROLLAN EN EL MUNDO, DESDE AQUI HASTA EL ULTIMO RINCON DEL MACROCOSMOS; si esto es posible, si no se nos escapa NINGUN PROCESO, entonces resulta que NO PODRIAMOS MEDIR OTRO TIEMPO RELATIVO fuera de aquél en que ocurren los incontables procesos cósmicos; más aun: no podríamos saber si existe otro tiempo porque NADA NOS LO INDICARIA, nada que cambie, desde luego. Esta absurda conclusión demuestra que el tiempo, el "tiempo trascendente del macrocosmos" es la suma de todos los procesos del Universo, es decir, de todos los procesos arquetípicos. El tiempo trascendente es, pues, también un "proceso", algo que se sabe desde la Antigüedad cuando a tal proceso se lo denominó FLUENCIA; pero vale la pena repetirlo para aclarar el concepto de la Sabiduría Hiperbórea.

Tal concepto afirma que el tiempo trascendente, como proceso fluente, apunta también a una entelequia, una súper entelequia llamada "Futuro". En efecto, el "Futuro" solo puede ser concebido como entelequia, como perfección final de un proceso cósmico de Conciencia: el tiempo trascendente, cuyo initium es El Uno, Brahma, o como quiera que se quiera nombrar al Demiurgo, y cuyo final, la entelequia del Tiempo, El Futuro, es El Uno, Brahma, o como quiera que se quiera nombrar al Demiurgo....

El "tiempo trascendente", según convenimos en la Primera Parte, es "trascendente" para el microcosmos, pero, en verdad, es una fluencia inmanente de la Conciencia Cósmica, del Alma del Demiurgo. Y esa Conciencia ha producido los Arquetipos cuyos procesos nos preocupan. Desde allí, pues, desde el Tiempo, el tiempo trascendente, parte todo lo real; y de allí también han de partir todas las interpretaciones sobre lo real; mas no se trata, ya, de una mera "dimensión como pretende la Física, sino del soporte esencial de todo lo existente, Solo después del Tiempo, a posteriori del tiempo trascendente "aparece el espacio" como efecto de los procesos arquetípicos que se desarrollan en los planos de la materia y la energía. Simplificando mucho la teoría de la Física Hiperbórea puede concluirse aquí que el espacio es un "segundo grado" del tiempo trascendente o bien un estado grosero del Tiempo, una categoría temporal inferior, una especie de "tiempo caído", etc. El fundamento y la justificación de tal calificación proviene de que el espacio SOLO APARECE EN RELACION CON LA MATERIA, es producido por ella; pero la materia siempre sigue el proceso de los gravis: no puede escapar a su potencia plasmadora pues los gravis CAEN, como entes específicos del último Arquetipo de la escala, desde la Conciencia Cósmica, es decir, desde el tiempo trascendente; observando los extremos del proceso, es evidente que el espacio es CAUSADO por el tiempo trascendente mediante la materia organizada por los gravis.

Hemos dado un gran paso. Regresemos ahora a aquellas preguntas sobre la entelequia potencial y su coincidencia con el "centro de gravedad". Si aplicamos los conceptos anteriores, al problema del campo gravitatorio, habremos de extraer conclusiones del todo diferentes a las que aporta la Física. Consideremos un campo de gran masa, la Tierra por ejemplo.

a - Para la Física, alrededor de la Tierra existe un campo gravitatorio.

Para la Sabiduría Hiperbórea, alrededor de la Tierra actúa la potencia del Arquetipo gravis.

b - Para la Física, la masa de la Tierra deforma el espacio "curvándolo" en sus inmediaciones.

Para la Sabiduría Hiperbórea, la masa de la Tierra genera un espacio curvo que es reflejo de la distorsión que el gravis representa con respecto al Tiempo trascendente.

c - Para la Física, en el centro de la Tierra está situado el "centro de gravedad", adonde convergen todas las líneas de fuerza, imaginarias que describe el campo gravitatorio.

Para la Sabiduría Hiperbórea, en el centro de la Tierra HAY UN PUNTO QUE COINCIDE CON EL CENTRO DE GRAVEDAD: ES LA ENTELEQUIA GRAVIS.

Volvemos al principio. Pero en este momento podemos entenderlo: hay coincidencia espacial pero no temporal. No puede haberla pues la entelequia es el aspecto futuro del Arquetipo gravis. ¿Qué cabe esperar, entonces, del "centro de gravedad", según la Sabiduría Hiperbórea?: un punto indiscernible, es decir, un punto que contradice el principium identitatis indiscernibilium de Leibniz. Ocurre así porque la entelequia, en tanto que perfección final del Arquetipo, es el Arquetipo mismo: DESDE LA ENTELEQUIA, EL GRAVIS PROMUEVE UN PROCESO QUE NO PUEDE INTERRUMPIRSE Y QUE VA DESDE LA POTENCIA (campo gravitatorio) HASTA LA ENTELEQUIA (centro de gravedad) QUE ESTÁ EN EL FUTURO; TAL CAMINO PROCESUAL ABRE UNA BRECHA EN EL ESPACIO, LO "DISTORSIONA", PRODUCIENDO UN CONTACTO TOPOLOGICO ENTRE PLANOS DIFERENTES. En rigor de la verdad lo que ocurre en el "punto indiscernible" es que la entelequia "regenera" un punto del espacio transformándolo en tiempo; lo "eleva" si se quiere.

Indaguemos nuevamente ¿por qué indiscernible? Para que algo sea "indiscernible" debe poder ser comparado con otra cosa exactamente igual, con igualdad absoluta, es decir, con otra cosa que ocurra en el mismo instante y ocupe el mismo sitio. Solo así podríamos asegurar que "dos cosas son indiscernibles": cuando "ambas" demuestran coincidencia de espacio y de tiempo. Pues bien, y aquí estamos tocando uno de los mayores Misterios que existen: LAS ENTELEQUIAS DE TODOS LOS GRAVIS SON INDISCERNIBLES. Con otras palabras: EN TODOS LOS ENTES, INDEPENDIENTEMENTE DE SU FORMA O TAMANO, EXISTE UN PUNTO INDISCERNIBLE. ESTA PROPIEDAD ES LA CAUSA DE LA ISOTROPIA DEL TIEMPO TRASCENDENTE. A través de los puntos indiscernibles, en efecto, FLUYE EL TIEMPO TRASCENDENTE y, como todo punto del espacio macrocósmico contiene un punto indiscernible, la fluencia temporal es isotrópica.

Y, como el "tiempo trascendente" es en realidad la corriente de Conciencia del Demiurgo, se comprende que en cada ente, desde el punto Indiscernible, está EL: está El IMPULSANDO el proceso del ente con su Aspecto Sabiduría, desde la entelequia potencial, y VIENDO el proceso del ente con su Aspecto Conciencia-Tiempo, desde el punto indiscernible.

Hay que meditar mucho sobre esa propiedad de los gravis para abarcar el Misterio que implica, en toda su profundidad. Como conclusión de este resumen de la Teoría Gravis vamos a destacar lo más importante.

Ante todo es necesario superar la barrera de incomprensión que opondrá la razón al plantear paradojas aparente irreductibles. No se debe olvidar que estarnos frente a un temible secreto, del cual no será fácil apoderarse; al menos no impunemente. El primer obstáculo es el problema, ya examinado en E4, de que el Arquetipo mantiene su singularidad absoluta mientras se manifiesta en la pluralidad de los entes. Esto es: si los puntos indiscernibles son todos una y la misma cosa ¿cómo pueden estar en distintos entes a la vez?; si el punto indiscernible de la Tierra es exactamente el mismo que el de Venus, por ejemplo ¿cómo es que millones de kilómetros separan a ambos planetas? Respuesta: desde luego, ello ocurre por que los puntos indiscernibles son "entelequias potenciales" del Arquetipo gravis: tomando esto en cuenta se entiende que la distancia que separa a los planetas no tiene nada que ver con los puntos indiscernibles pues los mismos coinciden finalmente en el futuro actual y ninguna distancia los separa en el presente potencial. Y lo mismo vale para cualquier otro ente que se desee considerar.

E6 - El núcleo indiscernible de los entes

En E4, vimos que "la entelequia potencial del Arquetipo universal subyace en el ser en sí de los entes y determina una región indiscernible en cada uno de ellos donde conserva su singularidad absoluta": tal "región" es el "núcleo indiscernible de los entes". En E5 comprobamos que en el núcleo indiscernible de los entes materiales subyace, efectivamente, la entelequia potencial del Arquetipo gravis: "en todos los entes, independientemente de su tamaño, existe un punto indiscernible. Esta propiedad es la causa de la isotropía del tiempo trascendente".

Ahora bien: para comprender con profundidad el concepto de "núcleo indiscernible" es necesario extender estas definiciones a la totalidad de los entes externos y a la totalidad de los Arquetipos universales. Vale decir: EN EL NUCLEO INDISCERNIBLE DE TODO ENTE SE ENCUENTRA LA ENTELEQUIA POTENCIAL DE SU ARQUETIPO UNIVERSAL, LA CUAL ES INDISCERNIBLE DE LA ENTELEQUIA DE CUALQUIER OTRO ARQUETIPO UNIVERSAL. Esta extraña propiedad, que asemeja el núcleo indiscernible a una pura nada, tiene su causa en el modo imitativo con que el Demiurgo ha producido los Arquetipos universales COMO REPLICA DE SI MISMO, DE SUS "ASPECTOS" ESENCIALES: por eso solo existe UNA MONADA Y DIEZ ARQUETIPOS CONFORMADOS CON TAL MONADA. Esto es importante; "ni nueve, ni once: diez Aspectos del Uno que determinan la esencia de todos los entes del Universo". "Y una mónada, imagen perfecta del Uno, cuyo revestimiento formal es el Arquetipo gravis y cuya manifestación óntica es el quanto arquetípico; una única mónada repetida en todo punto del espacio cósmico, en todo ente, en todo ser en sí, en todo núcleo indiscernible que, por eso, es indiscernible e idéntico a cualquier otro Arquetipo o al inefable Uno".

Los Arquetipos son solo diez, como los Aspectos del Uno, pero combinados de muchos todos hacen posible la enorme multiplicidad de los entes; sin embargo, en el núcleo indiscernible de cualquier ente particular, la entelequia potencial, su propio llegar a ser, no puede ser diferenciada de la de otro ente: es indiscernible. Evidentemente, esta propiedad del núcleo indiscernible torna sumamente oscuro el concepto de "término universal" del ente que hemos explicado pues no deja ver, para nada, el modo en que los entes llegan a ser "individuales". No obstante, ello se comprenderá fácilmente cuando se haga intervenir en la existencia del ente al "designio", es decir, a su "término particular", tal como se verá en detalle en E8.

En la Primera Parte (página 110) se adelantó el concepto de núcleo indiscernible y su curiosa propiedad, aunque recién ahora podrá ser comprendido con claridad: "conviene destacar que el tiempo trascendente no solo presenta la extraña cualidad, ya señalada de ser isotrópico para los entes permanentes y sucesivos y anisotrópico para otros tiempos sucesivos, sino que también es continuo y discontinuo a la vez. Ello se debe a que el espacio real se compone esencialmente de quantos arquetípicos, los cuales poseen, cada uno, un "puntó indiscernible". Resulta, así, que en cualquier porción del espacio, por pequeña que sea, existe siempre una región coordenable, propiamente espacial, que constituye el principio de la extensión continua, y un "punto indiscernible", no acotable, propiamente temporal, que es el mismo punto que podría localizarse en cualquier lugar del Universo: el punto indiscernible es denominado, también, EL OJO DE ABRAXAS. De esta manera todo ente sucesivo, por ejemplo, ES Y NO ES en cada momento de su acontecer; pero su ser es sucesivo y su no ser es permanente. El fin de todo ente, del ente particular y del ente universal, está presente en cada instante de tiempo trascendente: y de esta finalidad no escapan ni siquiera los entes autónomos o inmortales como el microcosmos actual del pasú. Por eso se dice que la sola percepción del aspecto sucesivo o fenoménico de los entes constituye una ILUSION, ya que su fin, la nada que alcanzará al concluir el tiempo sucesivo, que es igual a la nada inicial, anterior al tiempo sucesivo, se encuentra siempre presente en los entes, expuesta a la mirada aguda".

E7 - El Ojo de Abraxas

La Teoría Gravis, por otra parte, pone en primer plano el problema de la "individualidad de los entes", cuya solución se da en E8. Sin entrar a considerar por ahora cómo es ello posible, observemos que los cinco perros de la figura 45, a pesar de que todos son manifestación de un mismo Arquetipo y tienden a la misma entelequia, PUEDEN SER DISTINGUIDOS ESPECIFICAMENTE COMO ENTES INDIVIDUALES: aquí este perro, allí ese otro, allá un tercero, acullá un cuarto, etc. Todo el mundo convendría sin dificultad en esta distinción, todo el mundo vería a los cinco perros señalados. Pero cuando las cosas cambian es al efectuar un examen semejante de los gravis, o de cualquier otra entelequia potencial, pues entonces el observador deberá admitir la realidad de los puntos indiscernibles: no podrá distinguir un gravis de otro y, ante su vista, DESAPARECERA LA PLURALIDAD DE LOS ENTES PARA DEJAR PASO A LA SINGULARIDAD DEL ARQUETIPO Y, TRAS DE EL, A LA TERRIBLE FAZ DEL DEMIURGO. Naturalmente, muchos reirán frente a esta posibilidad a la que calificarán de absurda: Y HARAN BIEN EN REIR. Si no están preparados para afrontar el Misterio mejor es que rían y permanezcan en la ignorancia pues son incontables QUIENES HAN ENLOQUECIDO FRENTE A LA REALIDAD DE LOS PUNTOS INDISCERNIBLES: hubo "místicos", por ejemplo, que de pronto vieron OJOS EN TODAS LAS COSAS; o experimentadores que contemplaron el mundo con la percepción visual expandida por medio de algunas drogas y se horrorizaron al comprobar un COSMOS VIVIENTE, provisto de "millones de ojos" con los cuales "Dios los observaba desde todas las cosas" (EX OMNI PARTE OCULTA).

 

….....

 

Nimrod de Rosario-

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